¿A cuántos de ustedes no les han recomendado un té milagroso?
Siempre hay alguien que tiene la cura, casualmente no tiene referencia de nadie que se haya curado así pero su fe es grande y siempre quieren compartir la receta contigo.
Me considero una persona que observa las señales de la vida. Día con día trato de fijarme en hacer más caso de mi intuición que de mi mente.
Y pues recibí muchas señales sobre el té de perejil.
Yo encontré en internet que era muy bueno para los riñones pues los limpiaba y actuaba como diurético. Una señora en el hospital también me comentó de ese té, diciendo que había escuchado por ahí que la gente se curaba. Un doctor conocido de mi tío recomendó lo mismo. Así que bueno, pensé que, al no ser una medicina, nada se perdía en intentar un tratamiento natural.
Comencé a tomarlo por las mañanas. Tiene un sabor fuerte, no era de mi entero agrado, pero con las semanas noté que podía orinar un poco más.
Ah! y es que no les dije pero con el asunto de la diálisis uno va perdiendo la capacidad de orinar pues los riñones se van haciendo “más flojos” por así decirlo. Hay gente que sí orina, generalmente son los diabéticos, pero en mi caso casi no puedo orinar nada, entonces, unas gotas extras son de mucha ayuda.
Comencé a cansarme del té, sentía que era una obligación tomarlo, aunque nadie me estuviera diciendo que lo hiciera. En lugar de tomarlo con fe, sentía que si no lo tomaba algo malo podría pasarme.
Y ahí es donde entra el miedo.
Hace mucho más daño tomar las cosas con miedo que no tomarlas. Nuestras acciones deben venir del amor hacia nosotros, con seguridad y felicidad. Tomar el té que sea sabiendo que nos hace bien tomarlo y que lo disfrutamos y que por amor a nuestro cuerpo lo hacemos. Pero si lo tomamos con miedo de que pasaría si no lo tomo, entonces mejor lo tomo porque no quiero que algo malo pase, que tal si no lo tomo y dejo de ir al baño... eso es un grave error, error que estuve cometiendo hasta que me di cuenta y paré.
Algunas personas creen que simplemente me harto de las cosas y las dejo. No es así. Ahora escucho a mi cuerpo y entiendo cuando algo no es para mí, cuando no es momento, cuando hay algún rechazo. Le hago caso a esa necesidad y sigo avanzando.
Después de algunas semanas noté que, a pesar de no estar tomando dicho té, mi orina se incrementaba un poco por las mañanas. Conclusión, puede que el té ayude, pero no lo es todo para sanar. Sigo con mis consultas de acupuntura y les tengo mil veces más fe.
Más adelante me enteré por casualidad que el té de muicle ayudaba mucho a limpiar la sangre y a incrementar los glóbulos rojos, o sea, ¡adiós anemia! Claro que me puse contenta, aquí si conocí personas reales a las que les ayudó a subir niveles de hemoglobina en pocos meses.
Mario me ayudó a conseguir la planta y comenzamos a tomarlo.
¿Lo conocen? Es de un color rojo súper bonito, sabe solo a hierba, pero yo le ponía un poco de limón para mejorar el sabor.
Tenía tantas ganas de mejorar que tomaba más de lo permitido en líquidos al día.
Pues yo creo que solo lo tomé unos 4 días y comencé con ataques severos de tos con flema. No había mucha explicación para la flema repentina, pero era en verdad incomodo, no podía dormir o comer porque me la pasaba tosiendo. Vomitaba flema a cada rato, todo el tiempo sentía mucho asco.
Llegamos a la conclusión, muy lógica, de que esas hierbas al limpiar la sangre de toxinas funcionaban como depurativos. Y eso era bueno, pero no para mí.
Le gente que orina puede depurar todo lo que no sirve, pero si yo no puedo orinar, entonces mi cuerpo tiene que encontrar la forma de sacar lo que está depurando y lo hace por medio de la flema. Así que siento que me ahogo, que no respiro y no dejo de toser.
Dejé de tomar el té de muicle también y decidí olvidar los remedios hasta que mi cuerpo pueda orinar más.
Aun así, sabiendo esto, nos siguen llegando comentarios de doctores que curan con hierbas y demás cosas. Mi madre quisiera que yo probara todo lo que se pone frente a mí a ver cuál es el mejor remedio que traiga la cura, pero yo ya no estoy dispuesta a seguir pasando por días interminables de flema y malestar.
Esto a veces causa conflictos, pero uno debe aprender a decir que no cuando quiere decir no. Y no ser complaciente solo por no quedar mal.
¿Ustedes que opinan?
¿Han tomado algún remedio que les hace daño?
Nos estamos leyendo!
AK
Gracias por compartir tu opinión Luz, así es, el miedo en pequeñas dosis también nos previene, estoy de acuerdo.
Tienes mucha razón el miedo es difícil de erradicar, pero es importante hacer uso de nuestra libertad y confiar en lo que también nuestra intuición nos dice.
Sin embargo el miedo también nos previene. Lo importante es aprender a distinguir.