Se está terminando un año más!
El inicio del 2018 nos sorprendió a mi esposo y a mí en una casa de huéspedes en Cuernavaca.
Recuerdo que quise olvidarme de todo y ponerme a festejar, me animé y preparé strudel de manzana. Fue el strudel más caro de mi vida... Esas horas de festejo me costaron más de una semana en cama.
Se me hincharon las piernas tamaño elefante y me cansé terriblemente.
Recuerdo como me arrepentía de haber festejado y como lloraba con culpa, pensando que era muy tonta por haberme excedido. Pero también pensaba que lo había hecho con amor y que no era justo que me pusiera así de mal por intentar pasarla bien, eran muchas emociones explotando en mi cabeza.
Así que comencé el año con bastante dificultad. Terapias de acupuntura tremendamente dolorosas, masajes quemantes en las piernas, llanto a cada momento.
Sonará trágico pero para mí este fue el año del dolor. Dolor físico, emocional y espiritual.
Pasé incontables días en el hospital por diferentes razones, fui fuerte pero también me quebré un montón de veces.
Había Días dónde aceptaba la diálisis, hacia otros donde la maldecía con todas mis fuerzas. Tuve momentos donde pedí a Dios terminar con este sufrimiento y vi mi espíritu hacerse cachitos en varias situaciones.
Me cuestioné muchos días y sobre todo noches la razón de la enfermedad, tuve miedo de verme al espejo y no reconocerme, me preguntaba qué era lo que había hecho tan mal para estar pasando por todo esto y "arrastrar" a mi familia en el problema.
Y a pesar de que la mayor parte del año fue difíciles fría, pesada y dolorosa... También tuve días felices. Dónde mi familia y amigos me ayudaban a animarme, a ver el día soleado y feliz.
Había momentos donde podía hacer de lado el dolor y disfrutar. El día de mi cumpleaños mi esposo me dejó comer helado!
Y con mi mejor amigos David fuimos a tomar un café helado... Gran lujo de felicidad!
Recuerdo que Mario todas las semanas al regresar del trabajo me traía alguna sorpresa para alegrarme, ya fuera una galleta, una foto, un detalle especial que me sacaba una sonrisa.
Mi mamá ayudándome todos los fines de semana, íbamos a comer cosas "prohibidas" que me alegraban el corazón y nos sacaban de la rutina.
Y bueno, el camino ha ido mejorando poco a poco. Esperamos seguir avanzando para el siguiente año, que sea mejor, que avancemos en salud, que estemos más estables y que pueda dejar de entrar al hospital a cada rato.
Por ahora les dejo un pequeño vídeo para mandarles un abrazo de felices fiestas!!!
Nos estamos leyendo!
AK
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