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Entrega #2 sobre PLAYA (sanando emocionalmente)

Foto del escritor: AnaAna

Este viaje me dejó grandes aprendizajes. La verdad es que solo buscaba relajación y paz, pero pude ganar más cosas, lecciones sumamente valiosas que me gustaría compartirles.


El tema pasado fue un tanto más superficial, más informativo sobre cosas técnicas del viaje. Por ahí me comentaron que sería bueno que mis consejos también fuera para diálisis manual, y a pesar de que algún tiempo la tuve, nunca viajé así, por lo tanto no podría contarles de primera mano los TIPS, puedo intuirlos... por ejemplo, cuando por alguna razón no contábamos con el tripie (en este caso, que no pudieran llevarlo al viaje y obvio en el hotel no hay), lo que hacía mi mamá era lavarse bien las manos y ella sostenía la bolsa gemela, la agarraba de las puntitas de arriba, la levantaba para que entrara el liquido por gravedad y pues ahí se tenia que aguantar hasta que infundiera lo necesario. Es cansado para la persona que sostiene la bolsa pero es una opción cuando no hay tripie.


Pero bueno, hoy no hablaré de TIPS concretos, eso lo dejo para la siguiente publicación. Hoy les quiero compartir mis cambios en pensamiento y estado de ánimo.


Antes de irnos Mario y yo a la playa estabamos muy estresados.

Habíamos tenido días difíciles donde me la pasaba en cama vomitando, cansada y sin poder respirar. Tuve un problema en el oído (del cual les contaré más adelante) que puso en riesgo el viaje.


Hay momentos donde quieres encontrarle un sentido a todo, un por qué que logre explicar cada paso que das (o no das), pero la verdad es que no siempre hay una razón, querer tener una respuesta a todo es absurdo y es desgastante.

No siempre hay una razón para los síntomas que presentamos las personas en diálisis.

No siempre hay una razón para querer llorar.

No siempre hay una razón para querer salir corriendo.

No siempre es nuestra culpa lo que nos pasa

No siempre queremos tener una sonrisa llena de positivismo

No siempre queremos luchar

No siempre sabemos que sigue en nuestras vidas

No siempre queremos tener un plan a futuro...


A veces solo queremos vivir el día, ese día, y ya... Ser felices con lo que venga sin la presión de planear.


Pareciera que la gente que nos rodea no lo entiende.

Por años, familiares y amigos me han visto "ser luchona" y hacer de todo para sanar. Y yo estaba de acuerdo con ese estilo de vida, siempre en la búsqueda de algo que hiciera mejor mi futuro.

Ahora veo que siempre viví ahí, en el futuro, nunca en el presente.


Este viaje a la playa me dio la oportunidad de experimentar eso, vivir el presente!

VIVIR CADA DÍA!

Me dispuse a disfrutar de lo que viniera, sin preocuparme por que comer, o a que hora levantarme, sin que me estresara el clima, en fin.

Desde el camino fui tranquila, Google maps maraca un viaje de 4 horas para llegar a la playa, pues nos aventamos 7, pero paramos en cuernavaca a desayunar muy tranquilos, y después en algunas casetas también paramos para estirar un poco las piernas.


Uno de los días amaneció nublado, incluso lloviendo.

Mario sabe que esos días no me gustan mucho, me deprime un día nublado y como que le vi cara momentánea de preocupación porque yo pudiera hacer berrinche jajaja, pero no fue así. Disfrutamos desayunando en el cuarto y ya que paró la lluvia fuimos a la playa, con algo de viento pero eso no hizo que ninguno de los 2 dejara de disfrutar. Yo decidí aprovechar ese día para descansar completamente, no se me antojaba meterme así al mar, entonces solo estuve en el camastro leyendo un poco y comiendo botana.


Al día siguiente el sol volvió a salir desde temprano, y ya con las pilas cargadas del día anterior me animé a meterme al mar con ayuda de Mario.

A lo que voy con toda esta historia es a la ADAPTACIÓN, generalmente eso no pasa en mi, desde que tengo la diálisis no me había dado la oportunidad tan claramente de dejarme llevar por lo que trae el día y aún así disfrutarlo.


En otras épocas me gustaba mucho meterme al mar y andar saltando en las olas, dejar que me revolcara tantito y volverme a meter muy emocionada. Ahora no fue así. Tuve que adaptarme a disfrutar de una nueva manera.

En primera no tengo la confianza de hacer eso, y se debe a la poca fuerza que tengo, por lo tanto solo podía meterme poquito al mar y agarrarme muy fuerte de Mario, nos llegaba la ola y a él ni cosquillas le hacía cuando a mi ya me estaba tirando.

Debo decirles que disfruté muchísimo de la temperatura del agua, disfruté la sensación de la arena en mis pies, de los golpes de las olas y de las risas de Mario al verme gritar "ya viene la ola!" "agarrame!" jajajajaja!


En la alberca pasó lo mismo. Durante años practiqué natación, uno de mis deportes favoritos, andaba como bella sirena y ahora ni flotar podía. Tuvimos que pasar todo el tiempo en la parte baja donde pudiera estar parada sin que agua me tapara por completo porque ya no podía nadar ni flotar. En otro momento podría sonar muy frustrante, pero la verdad no saben lo inmensamente feliz que fui de poder mover todo el cuerpo sin peso.

Así nada más chapoteando un rato pero en el agua cuesta menos trabajo mover las piernas, te sientes libre!!! sentir la caricia del agua tibia en todo el cuerpo es un abrazo de la vida que te sonríe para seguir adelante.


Otro complejito que pude mejorar fue la parte física.

He batallado muchísimo con eso desde que empecé la diálisis. Perdí muchísimo peso, pero se me hincha la cara, se me encorbó la espalda y se me saltan los huesitos de la columna, las piernas muy flacas y los huesos de las rodillas muy salidos, cero pompis... en fin, no es el cuerpo al que estaba acostumbrada a ver todos los días.

Pero es el cuerpo que tengo hoy, el que me ayuda a vivir y a moverme y a sentir toda esta maravilla.



Disfrutando del maravilloso sol sin penas ni preocupaciones


Tampoco es como para usar el bikini más pequeño del mundo, pero quise sentirme cómoda y buscar algún traje de baño grande, de los que son como blusas largas para poder cubrir el catéter y sentirme agusto.

Y lo logré, logre encontrar el traje y sobre todo logré no sentirme observada, no sentirme incómoda o apenada por mi aspecto, de hecho no pensaba en eso y eso era lo bueno! estaba más entretenida en ser feliz y estar... solo estar.


Hice las cosas sin miedo.

Siempre sentí que la gente criticaba a las personas que se hacían las típicas tranzas en la playa, y aunque me daba curiosidad nunca me las hice por pena. Ah pues ahora eso me valió, y me hice una pequeña diadema de trenzas jajaja hasta Mario se hizo una! una sola así como buen taoísta jejeje, lo amo!!!

También un día decidí comer mariscos, se veían muy bien y con todo el gusto de mi corazón (y mi paladar) probé unas pescadillas bien fritas y un coctel de camarón. Gran exposión de sabor en mi boca! y frente al mar! y con Mario a mi lado! que más podría pedir?


Tanta era mi emoción y bienestar que en todos los días que pasamos por allá no usé el oxígeno! pude caminar por la playa sin sofocarme, nada de andar jalando aire, nada de tener tos con flema interminable.

Aquí en casa saben que salgo a caminar 2 o 3 cuadras y empiezo a toser y siento que no respiro bien, allá caminaba un montón!

Tampoco usé la silla de ruedas!

Fui intrépida y caminaba del cuarto a la playa (que para mi era bastante) y todavía caminaba tomada de la mano de Mario por la arena mojada, me sentía genial!

Debo decirles que si me dolían los tobillos porque no estoy acostumbrada a tanto movimiento, pero no quería parar! quería seguir y seguir caminando!


Para Mario y para mi esas eran cosas que ya habíamos olvidado. El día a día a veces nubla la vista, ya no veíamos nuestras sonrisas, ni veíamos paz en nuestro rostro, los días de caminar tranquilos de la mano habían quedado muy atrás y revivirlos fue hermoso.


Finalmente, el último día nos dieron un masaje.

Y esto es importante es varios sentidos.

Primero porque yo desde hace mucho quería un masaje, pero no lo aceptaba por caro y porque no podía estar acostada tanto tiempo por los ataques de tos.

Y aquí en la playa tenía todo perfecto!

Y aún así sentía algo de culpa de aceptar el masaje... pensaba que ya mejor no era bueno gastar más, que qué tal si no me gustaba, en fin... trabas mentales justificando que no lo merecía... y nada que ver!!!

POR SUPUESTO QUE MERECEMOS SER ATENDIDOS, MERECEMOS APAPACHARNOS Y MERECEMOS SER FELICES Y DISFRUTAR!


Así que para romper con esquemas, acepté el masaje aprovechando que no tenía nada de tos y lo difruté muchísimo, por la parte física de la relajación y por el poder mental que me dió hacer algo así sin culpa, sabiendo que estaba bien quererme y que esos lujos hoy valen oro en mis recuerdos y me llenan de fuerza para continuar con lo que venga, porque retos en la vida siempre habrá.

Ir a la playa fue una pausa necesaria para cargar pilas, pero no soluciona la vida.

Hay que seguir con lo que venga, pero ahora lo podemos enfrentar desde otros ángulos, con otra visión más fresca.


Gracias Mario por compartir este hermoso viaje, espero que te haya servido tanto como a mi.


Y bueno, les tengo un VIDEO para compartirles fotos y momentos de todo esto que les cuento! Hasta me puse a cantar un día! (aquí abajito pueden verlo)


En esta ocasión no doy tips de playa como tal... pero si les doy TIPS de VIDA que pude aprender en PLAYA.

No digo que necesiten un viaje para hacer todas estas reflexiones, pero de verdad ayuda estar en otro panorama.


En cuanto tengan oportunidad, ganas, ánimos, dinero y todo se junte, será el momento perfecto, no lo desaprovechen y salgan a vivir, que las limitaciones desaparezcan unos días.. o para siempre.


Yo tenía muchísimas limitaciones en la mente para lograr este viaje, pensé que no aguantaría ni el camino en coche y ya me imaginaba llegar al hotel súper cansada y vomitando. No fue así.

SORPRESAS TE DA LA VIDA!





Los invito a que se suscriban al blog y al canal de youtube para que sigamos compartiendo juntos experiencias.


Próximamente un video ahora si con más TIPS sobre los cuidados del catéter.


Nos estamos leyendo!


AK








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