Como sociedad se nos enseña que está mal enojarse, que el odio es malo y que incluso es castigado para quien lo siente. Vamos creciendo llenos de prejuicios, de ideas que no son nuestras, que son de otros y que no sabemos ni siquiera su origen, pero las adoptamos como una regla más de vida.
Pues saben que? al carajo con las reglas socialmente impuestas! sacudamos el cerebro, desempolvemos la conciencia y pensemos un poco por nosotros mismos!
Si algo no nos hace sentido, ¿por qué seguirlo? ¿por qué hacer que lo creemos? ¿por qué adoptamos conductas que no van con nosotros?
Todos creen que la vida nos enseña cosas lindas, que aprendemos de la amistad, del amor, del perdón, de la valentía, etc... y claro que aprendemos de todo eso. Pero también se aprende (y mucho) de lo que se considera "negativo". En este caso, me explayaré hablando de como considero que del odio también se aprende.
Hace unos días me enojé mucho con una persona de mi familia. El enojo se convirtió en odio, grité sofocando el sonido con una almohada, lloré con toda la tristeza del mundo y golpeé la cama lo más fuerte que pude pero nada era suficiente para liberar tooooodo el odio acumulado que estaba dentro de mi.
Permití por muchos años que ese enojo fuera creciendo hasta desbordarse, donde una ya no sabe que hacer con todo eso, donde ni siquiera se puede entender y asimilar.
Pero me di la oportunidad de aceptarlo y sentirlo. Cosa que no hice durante muchos años. Siempre reprimí ese enojo por ser contra un integrante de mi familia, ¿que diria la gente? ¿la loca sería yo? ¿me iría al infierno por pensar así?
Efectivamente recibí muchos comentarios así por años, diciendo que debía superar esa situación, dejarla pasar, olvidarla... y todo por tener un vínculo sanguineo.
Pues hoy digo NO MÁS! al demonio con lo socialmente correcto.
Mi salud mental es millones de veces más importante que cualquier comentario ajeno.
Aprendamos todos a decir que NO cuando no queramos algo, que no nos de culpa cuidarnos fisica y emocionalmente, defendamos nuestra integridad y nuestras creencias por encima de todo y de todos.
Acepten las emociones que sienten. Yo hoy me siento mejor al poder decir cuanto odio siento, porque es como poner todo eso frente a mis ojos, frente a mi, en una mesa, puedo verlo y despues de escupirlo puedo saber que hacer con todo eso, trabajarlo en terapia para que no me vuelva a hacer daño. Pero eso solo se logra si lo ves con realidad, si lo escondes y haces que no esta pasando, quedara ahí por siempre en un rincón, no se olvida, solo se llena de polvo y sale de vez en cuando para volver a recordarte que no lo has superado.
Así que no finjan demencia, sean honestos con ustedes mismos, no se hagan de la vista gorda, eso nunca ha solucionado nada en la vida, afronten sus mayores monstruos, métanse en lo más profundo del trauma y saquen la raíz, por supuesto que va a doler de muchas formas, pero sanará. En cambio, si lo dejan escondido seguirá creciendo en silencio, enraizándose en su cerebro.
Del odio también se aprende, se puede aprender de el dolor descomunal que causa, se aprende el terrible sufrimiento que provoca. El odio nos enseña que tan bajo podemos caer.
Pero no todo está perdido...
La vida también nos enseña la parte buena, para poder comparar y conocer.
El amor nos enseña que es el consuelo a todo ese dolor y sufrimiento provocado por el odio.
En una sola vida podemos aprender de los 2.
Hoy, el amor de Mario me cobija, me sana y me ayuda a conocer la otra parte, la parte linda.
No todo es color de rosa.
No recibiremos ningún castigo divino por sentir todo esto.
No somos malas personas por enojarnos.
Estamos aprendiendo del odio, así como aprendemos del amor.
Nos estamos leyendo.
AK
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